La infancia de don Antonio fueron recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde maduraba el limonero. Mi madurez igualmente se aovilla en un patio claro donde, siempre a la sombra y bajo la vigilancia eterna de las torres sarracenas de la Alcazaba, maduran los limones que nadie se preocupa en tomar del árbol porque no es al gusto, sino a la vista y al olfato donde se prende la hermosura de esta tierra mora y andaluza.
Me invento un soliloquio y converso con el hombre que va siempre conmigo… ya apenas distingo mi sombra de mi yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario